martes, 16 de marzo de 2010

07/03 - CXM Banyeres de Mariola

23'3 kms y 1200m D+ no parecían tantos al principio, lo juro.

Con tres carreras de montaña en las costillas no soy ningún experto y me asusto fácilmente. Me quedan muchos tipos de terreno por pisar, muchas condiciones en las que probarse, muchas experiencia con la que llenarme los bolsillos...eso está clarísimo...pero no está bien esto que hago de no empezar a contar las cosas por el principio.

Se dio la salida puntualmente en medio de un ambiente güeno y divertido. Mucha niebla y humedad en el ambiente, fresquito pero no frio. Ganas de correr, vaya.

Un GPS chiva el primer kilómetro a los 3 minutos y 52 segundos. Voy cómodo y me siento peleón. Subo las dos primeras rampas con la cabeza y al km 5, en la primera bajada tocha, me miro el reloj, me pongo a echar cuentas... y al tropezar en una raiz me voy de boca al suelo.

Estoy bien, sólo tengo unos arañazos en los muslos y en la rodilla, así que escupo la pinocha y, nervioso y enrabietado, me pongo a correr a todo lo que doy... hasta que llegamos a la siguiente cuesta grande.

No voy, no voy, no voy...Me duele todo, voy altísimo de pulsaciones y correr me cuesta una barbaridad. Me van pasando corredores hasta que me quedo solo como la una. Avanzamos por sendas reviradas, escondidas en matorrales que te arañan hasta el alma, envueltos en niebla y por un bosque desesperadamente tupido. Sin referencias. No logro recuperarme. Bajada chunguísima por mitan de una zanja. Barro y más barro.

Km10. Un tramo de carril, se puede correr algo...por poco tiempo. Ya estamos otra vez subiendo entre pinos. Joder con el bosque mediterráneo. Me dan mucha envidia los juveniles, que ya les toca volverse cara a meta.

Me alcanza un corredor y juntos subimos hacia el punto más alto de la carrera. En el km 15 nos avisan de que llega la zona más técnica. No mienten. Es una senda rota que te obliga a ir saltando entre rocas mojadas, a patinar y tropezarte con los riscos. De repente una pared. Habrá que trepar. Llegamos a la cima y más bailar entre las piedras. Con el piso mojado es complicado mover rápido los pies y dspués de darte un porrazo el instinto te obliga a cuidar de tu cabeza cuando deberías estar volando hacia abajo como si no hubiera un mañana.

Un juez me chilla que voy en el puesto 14. Llegamos a una pista, qué descanso. Ya no hay que mirar al suelo y por eso mismo me salto un cruce. No me doy cuenta de que ya no veo marcas hasta diez minutos más tarde. Joder, la que he liado. Envuelto en la niebla es imposible orientarse. Por lo menos creo que no he cogido ningún cruce y sólo con volver sobre mis pasos llegaré al circuito.

Corro más porque las otras opciones son ponerme a pegar voces o sentarme en una piedra a esperar y, claramente, ninguna me convence. Efectivamente, a los diez minutos me encuentro con las marcas. Qué gañán soy. Ya habrán pasado veinte y me da igual los que me pasen ahora. Desmotivado es poco. Echo a andar cada vez que tengo excusa y, enfadado con el mundo, dejo pasar los kilómetros. Dos subidas más completan un recorrido bonito y trazado con imaginación, aprovechando las posibilidades del entorno. Como debe ser.

Puesto 28 con 2h23mino03seg, me da rabia no haber estado a la altura pero, dentro de lo malo, teniendo en cuenta de llego de la nada, no es poco.

Y ya está. Poco más que contar. Lo bueno de meter la conclusión al principio es que ahora no hace falta ponerla.

Las fotos del SLIDE, para hacerse una idea del percal.
Son de: Alberto, (kmsXhacer), Vitorunner y del C.A. El castellet


0 comentarios: