lunes, 14 de febrero de 2011

Charla de Ray Zahab


ser13gio.blogspot es un gran sitio que no te deberías seguir perdiendo, es clave si quieres enterarte de lo que va pasando en el mundo del ultra-fondo. Si te cansa el Marca, elatleta.com y todo lo que suene a deporte convencional vas a disfrutar un montón. Además de leer sobre pruebas exóticas y retos imposibles, por medio de él hemos conocido a Karl Metzler, Scott Jurek, Krupicka, Seb Chaigneau y todos los que parten la pana allá en el extranjero.

También ahí es donde he aprendido yo -y esto es básico- que Dakota Jones no es el nombre de un trampero del far west.

Otro de los grandes que se nos ha descubierto en este blog es el canadiense Ray Zahab. Famoso por cruzarse el Sahara, el lago Baikal o llegar al Polo Sur dentro del interesante proyecto i2P (impossible to possible), la última que ha preparado este tipo ha consistido en cruzar el desierto de Atacama en veinte días más o menos.

El otro día, echando un ratillo de inglés por ted.com, la página de la inspiring people, me encontré con esta charleta de Zahab en la que da algunos detalles de su viaje al Polo Sur. No es nada del otro mundo pero no está mal tampoco. Capacidad de síntesis al poder.







Y recuerda, amigo: Si ahora te fumas un paquete de Ducados, en un par de años puedes acabar como un Zahab cualquiera. (Regular na'más de la cabeza, quiero decir).

sábado, 5 de febrero de 2011

31 Ene 2011 - Media Marathon de Getafe (M)


Buen día, a pesar del frío y otras circunstancias. En toda la mañana la temperatura no subió más de 3ºC y en toda la semana pude dormir más de seis horas por noche.

Sin embargo había muchísimas ganas de correr y hacerlo bien. No todos los días se puede disponer de un circuito tan llano y tan bien conocido como el de Getafe ni todos los años tienes la suerte de haber acumulado cienes y cienes de kilómetros en las últimas semanas: 26 horas en Noviembre, 31 horas en Diciembre y otra vez 26 en Enero. Hablamos siempre de tiempo de carrera, lo que supone ignorar abdominales, pesas, estiramientos y otras frivolidades.










En ese tiempo de carrera sí deberían ser contados rodajes largos en la montaña en los que tratamos de tú a tú con el hielo, la nieve y la noche; sesiones inacabables de series en la pista (ese inolvidable 3x8x300m) y en los dos desiertos kilómetros de la recta del Cementerio; fartleks en los que corrimos cada minuto como si fuera a ser el último, olvidando para ello el hambre que hay a las nueve y media de la noche. También, aunque no haya que estar muy orgulloso de ello, cabe mencionar el único intento de doblar sesión que realizamos antes de las siete de la mañana de un día indeterminado, tan duro y tan desvastador en sus efectos que no hubo fuerzas ni ganas para repetirlo.







Así pues, le dimos plantón a los libros y a los apuntes por un rato y nos encaminamos a la línea de salida con el objetivo de acabar lo más rápido posible. Para seguir estudiando, por si alguién lo está dudando.

Más en serio, la hora y quince estaba en mi cabeza como una meta por la que luchar. Sabiendo que eso suponía bajar dos minutos largos mi marca personal, la hora y quince era un lugar al que llegar y que daba sentido al tortuoso y casi siempre absurdo camino por donde hemos transitado los meses anteriores.

Se dio la salida y, como de costumbre, tuvimos que arramblar con los cuatro o cinco personajes que por causas del todo incomprensibles para el intelecto medio aspiraban a la cabeza de carrera cuando su sitio, por preparación, capacidad y sobre todo por su actitud, estaba más cerca del coche escoba.








Primer kilómetro en 3:18. Para acabar en hora quince tampoco hace falta correr tanto, así que relajo y la gente me sigue pasando por los dos lados. La estrategia consiste en disimular mientras pasan los kilómetros y no empezar a sufrir hasta el kilómetro catorce. En estos primero smomentos la gente viene y va, se sengancha y se vuelve a acoplar en los grupos y no encuentro un panorama claro hasta que a eso del kilómetro tres me alcanza un veterano que me suena de la Intercampus y me parece una referencia inmejorable.

Nos ponemos a la par y empezamos a clavar los kilómetros a 3'30'', segundo arriba, segundo abajo. Me siento genial, fuerte, con mucha energía para gastar y muchas ganas de dar guerra. Los kilómetros pasan sin esfuerzo y por fin me creo que bajar de la hora y cuarto está a mi alcance. Sé que queda más de la mitad de la carrera pero no me importa mucho, en esos momentos cincuenta kilómetros todavía te parecen pocos.




Las buenas sensaciones me duran hasta el kilómetro once. Un flato asesino empieza punzonearme en el costado y me va costando más seguir al veterano. Para no pensar me concentro en sus zapatillas pero éstas cada vez se van más lejos, se me escapan. No tengo muy claro si es él que está cambiando o soy yo que estoy pinchando. Entre tanto noto que el pulso se me acelera y las piernas se me quejan porque ésta no es su guerra. Le dejo ir.

Luego más tarde, bicheando por Internet descubro que este caballero (que por cierto no es el que sale en las fotos vestido de naranja) ganó la categoría de veteranos del Marathon de Nueva York en el año 2006 y que su registros normales andan por las 2h30-2h40 en Marathon. De verdad que es todo un honor compartir esos kilómetros, maestro.

Me quedo solo como una rata y busco la forma de que no se me vaya todo al traste. Ignoro los pinchazos, que ya los noto en el hombro, ignoro el sabor a sangre en la garganta y trato de buscar el compás que más se ajuste a la situación. Tengo margen de sobra para bajar de 1h15, sólo se trata de fluir y no romper motor.


Las voces conocidas ayudan a hacer más llevadero el agobio y ya vamos por el 17 , el punto más alejado del recorrido. Un instante de relax mental ya que en este punto sólo queda volver a meta. Este kilómetro se me pasa muy rápido y antes que me de cuenta estoy en el 18. Bien, la cosa está respondiendo, vuelvo a rondar los 3'30'' y me esfuerzo porque no decaiga. Incluso paso a un corredor, tal vez no sea demasiado tarde para bajar de hora catorce. Abro el gas que creía no tener y decido jugármela a reventar en los kilómetros que quedan.

Cuando entro en el polideportivo y encaro la última recta veo que se va el 3 y viene el 4 en el cronómetro. 1:14:00 al pasar el k21, último hachazo (que se puede ver aquí) y por pura rabia cubro la última recta en 14 segundos.

Por tanto, 1:14:14 en meta y primer local ,que me permite volver a casa con un jamón al hombro. Como si en esa mañana hubiéramos salido a cazar jabalises.




(Gracias por las fotos a Sebas Navarrete)


miércoles, 2 de febrero de 2011

Medios: La K25






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