Soy un flojo. Llevo fatal el dolor y tener que estar parado por lesión me destroza además de romperme los esquemas. El martes pasado me torcí el tobillo en una bajada no especialmente complicada y se han pasado cuatro días de hielo constante y anti-inflamatorio hasta que ha recuperado un diámetro humano.
Cuando en esos momentos me tendría que haber sacado a flote la moral inquebrantable del deportista, me he ido al fondo como un plomo y he visto pasar mi vida deportiva varias veces en diapositivas . Lo que tendrían que haber sido días de entrenamientos intensos han sido frenéticas idas y venidas de olla que han acabado en borrarme del maraton alpino de Jarapalos.
Llevaba preparando ese día desde el verano, muchas horas puestas en la preparación y muchas horas tratando de imaginar como iban a ser cuatro horas de sufrimiento en la carrera por montaña más mítica de Andalucía o el sitio donde prácticamente empezó todo. Me jode porque pienso que muy en el fondo es el miedo quien toma la decisión por mí pero también tengo bastantes razones para suponer que no lo voy a pasar bien y que demasiadas veces voy a pensar que no estoy en el sitio en el que debería estar.
Pero es que además hay una razón de peso. Dos semanas después el CXM organiza la carrera que, con permiso de alguna de las vascas, puede considerarse el campeonato de España oficioso. Es una cita organizada con todo el mimo del planeta y que este año forma parte del circuito LETS de Lafuma. No me lo podía perder. En 2010 tuve allí unas situaciones increíbles y quiero volver a por ellas.
Pero es que además hay una razón de peso. Dos semanas después el CXM organiza la carrera que, con permiso de alguna de las vascas, puede considerarse el campeonato de España oficioso. Es una cita organizada con todo el mimo del planeta y que este año forma parte del circuito LETS de Lafuma. No me lo podía perder. En 2010 tuve allí unas situaciones increíbles y quiero volver a por ellas.
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