Gran pufo. Sólo así puede hablar uno cuando va a hacer 33 y poco y acaba más de un minuto después. Tengo una lista de excusas a la que cada hora que pasa le añado dos o tres...pero ya voy a parar porque se me está yendo de las manos y no sirve para nada.
Quiero pasar página pero no sé muy bien como. En teoría esta carrera iba a ser como un bálsamo que rebajara las ganas de reventar cronometros y volver a entrenar ya sin ímpetus aniquiladores.
Había entrenado bien, me levanté bien y salí bien. Pero cuando se puso la cosa un poco fea no supe sufrir. O no supe o no quise. O no quise o no pude. Vaya usted a saber.
¡Y ahora qué! Miro por Internet y me dan ganas de correr cualquier cosa, meto hachazos sin sentido en los rodajes suaves y cuando me miro en los espejos me parece que todavía lllevo a tirita en la nariz.
El único consuelo es la gran verdad: "Hay más días que ollas y más mujeres que lagartijas".
Así sea.
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